miércoles, 14 de diciembre de 2022

La Odisea (de pagar facturas en los bancos)


Las 8.00 de la mañana de un día bastante agradable y soleado. 

El despertador suena, y no es porque tenga que asistir a clase ni porque vaya a comenzar mi jornada de trabajo. No, no, nada de eso. El despertador suena a las 8.00 de la mañana porque debo pagar mis facturas, mis impuestos de buen ciudadano, mi luz, mi agua, mi tasa de basuras. 

El tiempo corre, minuto tras minuto, banco tras banco el reloj se acercará peligrosamente a las temidas 10 en punto, hora límite del pago de recibos en efectivo, hora que todo banquero espera ansioso cada mañana para poder despachar alegremente a los buenos pagadores con un golpecito de dedo en el fastidioso cartelito que siempre cuelga a su lado, y que reza: de 8.30 a 10.00am, EXCLUSIVAMENTE.  

Me dirijo a la primera sucursal. Cuando llego a mi destino, ¡qué desencanto! Una cola inmensa de gente con sus facturas en la mano sale por la puerta y da la vuelta a la acera; juro que por un segundo no sé si es que regalan vajillas, caramelos, o si es que han empezado las rebajas y ahora en los bancos también venden zapatos. Adivino que toda esta gente ha madrugado mucho, mucho más que yo, y que la parsimoniosa y concienzuda tarea de los empleados durante la siguiente hora y cuarto será la de dejar a la mitad de nosotros sin haber pagado. 

Decido probar suerte en el siguiente banco. Encuentro una sucursal donde las colas brillan por su ausencia, todo limpito, silencioso y despejado. ¡Qué maravilla! me digo. Pero la maravilla dura muy poco, lo que tarda una en poner en la puerta un paso. Durante un instante miro a la empleada, ella me mira a mí, y empiezo a olerme que allí sucede algo raro. Por poco comienza a sonar una alarma, me alumbran con un foco intenso de luz roja y me apuntan con un revólver cargado. "¿Es que no ha leído usted el cartel? Dice claramente: de 8.30 a 10.00am, del día 1 al 27, EXCLUSIVAMENTE".  

De acuerdo, de acuerdo... Salgo como una exhalación comprendiendo el porqué de aquel hall tan solitario. Así que ahora no hay que tener en cuenta tan sólo la hora qué es para pagar un triste recibo, sino también en qué día del mes estamos. Salgo de allí con la cabeza baja. Empieza a parecerme que el día se está nublando, pero como una es pagadora fiel y no quiere faltar a su buena relación con el estado, continúo con la ardua tarea de dar mi dinero a un banco extrañada de que pongan tanta pega en recibirlo, cuando de sobra sé que les gusta tanto. 

Así que pruebo suerte una vez más: me dirijo a la siguiente sucursal. Son ya las 9.30, no queda más que media hora para esquivar las disposiciones horarias de los pagos,  y cruzo la puerta del siguiente ya casi al borde del llanto. Una vez allí, me topo de bruces con otro de los consabidos cartelitos de las narices, esta vez dice así: "De 8.30 a 10.00am, de los días 1 al 27, miércoles y jueves, EXCLUSIVAMENTE".

No doy crédito, hoy es martes, no es posible. ¡Deberían ser oficiales estos cartelitos del diablo! De conocimiento público, deberían estar publicados en el BOE o en algún documento oficial dirigido al ciudadano. Lo de lograr pagar los recibos es cosa de chiripa, de llegar allí el día acertado; o tal vez cosa de planear una estrategia cada puñetero mes para burlar las restricciones de los bancos; o quién sabe, tal vez tengan varios cartelitos que recen días distintos y según sea lunes, o viernes, ¡los vayan cambiando!…  

Comienzo a sospechar que todo esto no es más que una trampa, una burla de los resabiados bancos. Me empiezo a sentir observada, como si alguien detrás de mí estuviera conteniendo una carcajada y pensando: "¡pobre infeliz, aún cree que puede pagar en algún lado!". Tras debatir conmigo misma un momento, decido volver a intentarlo. 

De nuevo cruzo la ya temida puerta de uno de estos santuarios de los pagos (o no tanto); el empleado me recibe con una ancha sonrisa que torna en mirada acusadora cuando advierte la factura que traigo entre las manos. Sin cartelitos ni más dilaciones me dice: "No cobramos recibos en efectivo, jamás. Si lo desea puede domiciliar aquí sus pagos, sin más".  

Con cara de estupefacción salgo por la puerta como he entrado. La alarma de mi reloj suena de nuevo: son las 10.00, se acabó el tiempo estipulado. A la mierda con la bicicleta. Vuelvo a casa arrastrando los pies con la factura sin pagar, el día definitivamente se ha nublado, hay rayos y truenos, caen ranas del cielo, en mi cabeza una vocecilla repite una y otra vez: domicilia tus pagosssss, ¡domiciiiiiiliaaaaaa tus paaaaaaagooooooos! 

¡Ahora lo entiendo todo! La trampa de los bancos ha funcionado. Eso era todo lo que pretendían: engrosar su lista de clientes, atarnos a ellos irremediablemente, poder dejar otra cuenta al descubierto algún día por impago. Con razón había semejante cola en la primera caja, ¡con razón la gente había madrugado tanto! No es que regalaran nada, no, ¡es sólo que dejaban pagar al no domiciliado!

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Las fronteras


Como emigrante, inmigrante y ciudadana del mundo, tengo la obligación de oponerme rotundamente a la iniciativa del gobierno español a otorgar un permiso de residencia a todos aquellos extranjeros que adquieran una vivienda en este país.

Desde hace más de 9 años llevo viendo la dureza que supone adaptarse e integrarse en un lugar donde todavía siguen existiendo prejuicios y en donde cada vez más se recortan los derechos y libertades fundamentales a aquellas personas que no tienen un papel que garantice  su condición de ciudadano.

Es inaceptable ver como poco a poco el poder del capital se impone en nuestras cabezas, en nuestras acciones y en nuestro día a día mientras miles de personas se ven literalmente arrojadas a la exclusión social.

Dejar todo atrás y llegar a un país por desesperación, hambre o ideas políticas debería ser suficiente para apoyar incondicionalmente a estas personas. Pero no basta con la esperanza ni con las ganas de encontrar un trabajo digno ni con la ilusión de cumplir sueños. Si no traes la maleta llena de  billetes de 500 no eres bienvenido.

Mientras tanto, en el ansia de querer deshacerse de todas las viviendas fantasmas que existen en España, cientos de personas a diario se quedan sin ellas.
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[Como para no estar triste]

miércoles, 12 de septiembre de 2012

El libro que no sé por dónde empezar

Llevo tiempo pensando en un libro, un análisis exhaustivo, un principio, nudo y desenlace que tenga sentido... ¿sentido para quién? para la humanidad entera.
El principio sería algo así como contar cómo empezó todo.
El nudo trataría cada temática en particular y cada universo en general hasta ir deshaciendo el nudo del hilo...
El final siempre es lo más difícil pero qué curioso resulta que en este libro es la parte más fácil de escribir... es el momento actual, lo que está sucediendo en este momento, sí, éso que te rodea, todo ese fango en el que estamos sumergidos ya hasta el cuello...
¿Alguien me ayuda a escribir la trama?
El desenlace cada vez lo tengo más claro...

lunes, 10 de septiembre de 2012

Quedate tranquilo,quéjate en un bar y da por culo a tu vecino


Tengo angustia de esa, como la llaman en mi pueblo. Es que hoy he visto a una chica joven bien vestida pidiendo. No tenía una cajita pa recoger dinero, sólo un cartón que ponía “Tengo tres hijos y busco trabajo”. Loraba. Tras verla, yo también. Me pregunto cuánta gente a la que le va bien ha entrado en la heladería que estaba tan solo a tres metros de ella, a comprar un helado intentando ignorar con la más grande de sus deshumanizadas facetas, lo que está suceciendo a sus vecinos. La gente no se muere de hambre en áfrica, se muere de hambre aquí. Estoy un poco harta de escuchar quejarse a todos sobre los políticos en la barra de un bar. Que los políticos deberían de hacer esto, y lo otro. Y que para qué moverse si total, las cosas no cambian, ellos son unos ladrones.
Yo les doy la razón en una cosa, los políticos se rien de nosotros, de ustedes. Pero algo es cierto: la culpa también la tenemos nosotros.  Es que ¿por qué se sigue esperando todavía algo de ellos?  Y joder, ¿que más le hace falta a la gente para saltar a la calle, a los cuellos y a la acción para intentar cambiar su micro mundo, su interior, su exterior? se trata de pequeños gestos, no más grande de lo que uno quiera o pueda. Creo que bastaría con abrir los ojos y ser respetuoso y responsable.
Por ejemplo, for example, en toda la costa ha habido medusas. Pero en vez de preguntarse la gente qué estamos haciendo con el mundo, cómo salvarlo y ahorrar energía , o intentar comer menos atún que se comen a las medusas -o por lo menos intentar preguntarnos a nosotros mismos de donde viene el que comemos- nos cargamos las medusas a palos, como si ellas fueran a pagar la ira de la frustración que nadie libera contra los que se lo merecieran. 
Esto no es la guerra ni hace falta. Pero ya estoy harta de que las únicas batallas se cuenten en los bares. 
¿Donde están las denuncias a las atrocidades públicas? Si en vez de quinientas personas  saliesen miles a las calles, casi las mismas que en ese momento se quejan frente al televisor o van a un partido de futbol, otro grillo cantaría.
El cuento de que todos somos hormiguitas ya no me vale. Tampoco la concienciación mental y el qué mal está todo.
Admiro a la gente que está luchando sin tener nada y sin encontrar algo de aprecio o cambio en estos años. Es duro.
Pero me dan asco las personas que ahora mismo gozan de una buena situación, saben lo mal que están las cosas, dicen que les importa pero no hacen NADA que no se refiera a sus vidas. Me gustaría vernlos a ellos en la calle. Pero tranquilos, no será tarde, este pais se va a la mierda por si no se han enterado. Así que más les vale, aunque siga siendo mirándose la barriga, que hagan algo. Si alguien está bien, que aproveche su situación y ayudemos en lo que podamos- Si alguien está mal, razón de más para moverse coño. 
Hay iniciativas bonitas y fáciles. Como que todos los comercios se pusieran de acuerdo para crear más bancos de alimentos. Por ejemplo. Como ong de fisioterapia y logopedia para la gente k no lo pueda pagar. simplemente ayuda incondicional, los unos a los otros. Trueque de bienes y servicios
El mundo os necesita youth, vengaaaaa!

Y por si os falta inspiración, cosas pequeñitas bonitas , iniciativa en málaga que he conocido hoy

Buenas noches y sueñen bien ,que ya tenemos suficientes pesadillas despiertos

sábado, 8 de septiembre de 2012


Los lápices enfadados nacieron en cuatro habitaciones diferentes, donde los suspiros quemaban el aire y los pensamientos dibujaban bailes, donde las musas acariciaban las pestañas al dormirse y las realidades no dejaban en paz a los guerreros de los sueños. En un mundo que no nos pertenece, en unas circunstancias cualquiera, en una vida que nos juntó, eranse una vez unas periodistas licenciadas con ganas de escribir. Sus lápices enfadados estaban un poco aburridos. Hola mundo, antes de que te acabes, tenemos algo que decir, algo que disfrutar, algo que sentir.